Equipos
de alto desempeño: una realidad en la educación virtual
Autora:
Sol de María Jiménez González
“Yo
hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos
hacer grandes cosas.” (Madre Teresa de Calcuta)
1. Introducción
Cuando se habla de la virtualidad
inmediatamente se viene a la mente el sin fin de herramientas tecnológicas para
comunicarnos con personas que no se encuentran en el mismo lugar, pueden estar
en diferentes ciudades, países o inclusive continentes.
Poco a poco y diversas experiencias en el
trabajo y el estudio, me han permitido conocer el mundo de la virtualidad de una
forma muy distinta a la que yo pensaba. Al principio cuando me hablaban de
educación virtual, debo confesar que me parecía absurda la idea de una
formación académica de alta calidad y mucho menos me imaginaba que se podría
lograr realizar un trabajo grupal.
Hace siete años me incorporé como educadora
en una universidad a distancia y fue entonces cuando comprendí las numerosas
ventajas que tiene el componente virtual en la educación y todo el trabajo que
hay alrededor del estudiante. De esta forma mis temores y dudas sobre la
educación virtual se desvanecían y fue entonces cuando decidí involucrarme en
estudios de maestría en modalidad virtual.
2. El reto de la virtualidad: la
socialización
Una vez que inicié con la educación virtual,
lo primero que destaca es que no era la única persona en el mundo con
limitantes de tiempo y distancia. Esta es la primera señal: tengo algo en común
con los otros estudiantes, todos optamos por este tipo de modalidad por
nuestras limitaciones geográficas, tiempo y tipo de trabajo.
A medida que empiezan los cursos, las
plataformas educativas se encargan de promover la socialización entre los
estudiantes por medio de foros sociales principalmente y se empieza a
interactuar con profesionales de otras disciplinas, con trabajos interesantes,
de otros países, culturas y formas de pensar distintas. A pesar de las
diferencias todos tenemos otra cosa en común, el tema de la Administración de
Proyectos y lograr con éxito la finalización de la maestría.
En la educación presencial los educadores son
los grandes protagonistas del proceso enseñanza-aprendizaje; son las personas
que se encargan de planificar los contenidos, los recursos, material didáctico,
enseñan y evalúan. Sin embargo, en la educación virtual el profesor es una guía
para los estudiantes y tiene un alto impacto en el nivel de socialización que
se consiga dentro de un curso determinado.
Por ejemplo, hay profesores que se presentan
por medio de videos y esto personaliza mucho más el curso pues se materializa
la persona, ya no es un texto que describe el perfil del educador, sino que tiene
cara, tiene personalidad. Igualmente se utiliza el recurso de las
videoconferencias como una excelente opción para interactuar con el profesor y
los compañeros de forma sincrónica.
Los medios que utilizan los profesores para
desarrollar el curso influye mucho en el aprendizaje y las herramientas de
interacción visuales promueven la socialización con la institución, el profesor
y el estudiante. De igual forma, cuando el educador propone actividades
grupales empuja al estudiante a desarrollarse en el entorno virtual.
El reto de la socialización en una red
virtual es difícil pues al final cada persona interactúa a través de un medio y
no con sus propias palabras, gestos y personalidad que es lo que consideramos
la forma natural de interacción entre seres humanos. Sin embargo, este medio
impersonal, llega a ser un enlace entre personas con cosas en común trabajando
para alcanzar un objetivo.
3. ¿Trabajos grupales en espacios
virtuales?
En uno de los primeros cursos viene el gran
reto: el trabajo grupal, así que todos a formarse en grupos. Yo estaba
preocupada, ¿Cómo vamos a hacer un trabajo en grupo con gente que nunca he
visto en mi vida y a la que nunca he hablado cara a cara? Lo único que podía
conocer de estas personas era lo que estaba publicado en su perfil y lo que
leía de ellos.
Bien, tenemos una tarea que hacer y hay que
hacerla en equipo: organicémonos y pongámonos de acuerdo. Al principio todos
quieren hacer las cosas a su manera, sobre todo, si el perfil de personalidad
es muy parecido, pero poco a poco cada uno encuentra su rol dentro del equipo:
dirigir, hacer, revisar, dar formato, integrar respuestas, etc.
Recuerdo la primera sesión con mi grupo de
trabajo. Por medio del foro de organización acordamos la fecha y hora de
nuestra primera reunión virtual. Escuchar las voces de mis compañeros fue una
grata sorpresa, eran reales, pero lo mejor es que todos estaban dispuestos a
dar lo mejor de sí para completar la tarea encomendada con éxito.
4. De grupo a equipo
Al pasar los cursos, la confianza entre los
miembros ha crecido, hemos aprendido a conocer las habilidades de cada uno y
apoyarnos mutuamente. Por ejemplo, por la naturaleza de nuestros trabajos nos
toca viajar y cada vez que alguno está fuera con poca accesibilidad, el resto
se sacrifica para realizar el trabajo de manera que no afecte el desempeño y al
final el crédito es de todos.
Gracias a las habilidades que hemos
desarrollado a través de la formación de grupos y elaboración de trabajos
grupales, hemos formado un equipo, ya no somos un grupo de personas tratando,
somos un grupo de personas haciendo.
A estas alturas, nuestro equipo de trabajo se
organiza de manera natural, rápida y puntual. Se asignan las responsabilidades
de forma consensuada acorde a la disponibilidad, habilidad y experiencia en el
tema, inclusive cada uno aporta alternativas y herramientas para trabajar según
sus experiencias y recursos. Hemos acortado la duración de las tareas sin
afectar la calidad de los trabajos entregados, somos un equipo virtual de alto
rendimiento.
A través de este viaje de las actividades
grupales en un entorno virtual, hemos encontrado desafíos como diferencias de
horarios o problemas de conexión a internet y estudiantes que se incorporan al
equipo base. En éste último, hemos experimentado de todo, desde compañeros que
no responden hasta el último día de entrega y otros que se acoplan de manera
inmediata a la forma de trabajo del equipo. ¿Cuál es la diferencia? El estudiante
que comparte con el resto del equipo el mismo entusiasmo, la misma visión, la
motivación por entregar una buena tarea independientemente que su valor sea
cuantificable para la nota o no, la responsabilidad del cumplimiento con lo
planificado y la honestidad de expresar al resto de los miembros, si puede o no
cumplir con su asignación, es el factor diferenciante. También se nos han unido
compañeros que aportan ideas diferentes que son refrescantes y aceptadas por lo
que cada vez, el equipo mejora sus entregables.
Como todos estamos en situaciones de vida,
trabajo y estudio similares, la empatía entre los miembros es casi tangible,
así el rol del liderazgo lo hemos rotado entre todos según nuestra
disponibilidad semana a semana.
Ahora, no sólo hemos formados un equipo de
alto desempeño por nuestras habilidades académicas, sino por el grado de
socialización y confianza que hemos desarrollado. Por ejemplo, al principio la
comunicación era bastante formal: “Estimada
Sol de María, espero que se encuentre bien, le adjunto mis aportes al trabajo…”
ahora nuestra comunicación implica un tipo de relación diferente: “Hola Sol!, cómo has estado, ha llovido
mucho por allá?...” Esto refleja que
los miembros del equipo muestran preocupación e interés por los otros y
solidaridad mutua. Ya no son personas desconocidas y muy probablemente serán
personas recordadas cuando alcancemos la meta final.
5. Conclusiones
Independientemente de la razón por las cuales
se formen los equipos virtuales, éstos pueden convertirse, sin lugar a dudas,
en equipos de alto desempeño. De mi experiencia comparto la importancia de
tener cierto grado de socialización entre los miembros y el hecho que todos
compartan la misma meta, cada uno aportando lo mejor de sí, pues se es
consciente que si alguno falla y no es apoyado por el resto del equipo, la nota
final afectará a todos por igual.
El tema de la virtualidad ya está dentro de
las actividades ordinarias de nuestra vida personal y profesional, no se puede
negar que en algunos años, esta metodología será la preferida y cada vez será
mayor el número de equipos de trabajo virtuales en nuestras organizaciones,
dada la facilidad que se tiene de comunicación a nivel global.
En los equipos virtuales hay que recordar
siempre que la comunicación es hacia otro ser humano, sólo que usamos un medio
diferente para hacerlo. El desempeño que tenga el equipo, aunque depende mucho
de las competencias que tenga cada uno, creo que se cimienta en los mismos
miembros independientemente de la tarea que se vaya a realizar; no olvidar
felicitarnos por el buen trabajo, ser honestos con nuestras limitaciones,
aprender a trabajar con personas que se unen y asumir como equipo la
responsabilidad y los errores (sin buscar culpables) teniendo siempre presente
la meta que se quiere alcanzar.
Las dificultades al inicio son iguales a las
que se muestran en equipos presenciales, es decir, el ciclo es el mismo; pero
sobrepasar las complicaciones depende de uno mismo y de la autodisciplina que
debe venir implícita en los estudiantes que optamos por la modalidad virtual.
La
tortuga y la liebre
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Internacional, página web de Recursos Académicos: http://www.ucipfg.com/map/moodle/mod/resource/view.php?id=14851
Muñoz, F. (n.d). Los nuevos Galácticos y la final de película. Consultado el 04 de marzo
2013 de http://www.ucipfg.com/Repositorio/MAP/MAPD-07/UNIDADES-APRENDIZAJE/UNIDAD_4/Los_Nuevos_Galacticos.pdf
Soria, I (2013). Los equipos de trabajo dispersos o virtuales:
Una realidad en nuestros días. Tomado de http://blog.inspiringbenefits.com/recursos-humanos/los-equipos-de-trabajo-dispersos-o-virtuales-una-realidad-en-nuestros-dias/