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martes, 15 de mayo de 2012

Ensayo: ¿Qué hace usted por el planeta?


A medida que pasa el tiempo, se hace más evidente el daño que realizamos los seres humanos en contra del planeta. Todos los días observamos cambios en los ecosistemas que afectan nuestras vidas de forma dramática, sin embargo muchos de nosotros pensamos que la responsabilidad de salvar el mundo de este horror, que parece seguir sin detenerse, es de otros, de las empresas grandes que contaminan el suelo, el agua y el aire o de las organizaciones dedicadas a la conservación de los recursos. 

El planeta en que vivimos está vivo, respira, siente y produce y gracias a esto podemos realizar nuestras actividades básicas; sin embargo, al ser el planeta un ser vivo, también puede morir. Desde este punto de vista nos preguntamos ¿qué pasa si el planeta muere? indudablemente, al ser La Tierra nuestra fuente de vida, los seres humanos correremos con el mismo destino. Es muy fácil, hablar sobre la importancia de la conservación de los recursos naturales y en la actualidad todos estamos enterados de la crisis del planeta, pero la mayoría de las personas no ha interiorizado el concepto de cuidarlo, haciendo caso omiso a uno de sus instintos más fuertes: la supervivencia. 

Los que tenemos la oportunidad de laborar en empresas ambientalmente responsables, realizamos nuestras actividades de trabajo con el objetivo de cumplir con lo que la misma empresa nos impone según los programas ambientales implementados (ahorro energético, reciclaje, tratamiento de aguas residuales, etc.), sin embargo nuestra participación queda en las áreas de trabajo y es visto como una manera de cumplir con la legislación ambiental del país para que no cierren la fabrica, ya que si esto pasa, evidentemente, nos quedaríamos sin trabajo. 

 Esta forma de realizar las actividades brinda una visión muy estrecha sobre el beneficio que provocamos al ambiente, no profundiza en los valores del ser humano y por supuesto son vistas como obligaciones laborales que quedan, precisamente, solo como un beneficio para la empresa y no para la humanidad. 

 Hay un aspecto ambiental del cual todos somos participes diariamente: la generación de desechos sólidos. En todas las actividades de desarrollo a nivel productivo se generan desechos y lo más grave del caso es que este aspecto tiene consecuencias acumulativas que no solo afecta nuestro entorno familiar o local, sino también el entorno mundial. 

Hace dos años, la empresa donde laboro, inició con un programa de reciclaje dentro de la compañía con el objetivo del que el 100% de los desechos sólidos generados fueran tratados de una forma correcta. Al mismo tiempo, a los trabajadores se nos encomendó la tarea de realizar el reciclaje en nuestras casas y para ello, la empresa nos brindó los recursos necesarios (bolsas de colores, capacitaciones, etc.). Debo confesar que el reciclaje es una actividad de la que, en teoría, conocía a fondo; es decir, conocía la importancia que tiene a nivel ambiental, sabía cómo realizar la clasificación de los desechos y había realizado inclusive tareas y trabajos académicos sobre el tema pero nunca lo había puesto en práctica. 

 Una vez iniciado el proyecto, la empresa enviaba semanalmente personal calificado a las casas para auditar la selección de los desechos y daba un informe a la gerencia general de los resultados de cada trabajador. Ninguno de nosotros había reciclado antes, por lo que en algunos casos se presentaron situaciones de resistencia al cambio, sin embargo mes a mes las buenas calificaciones por hogar aumentaban y hoy, nuestro barrio recicla el 95% de los desechos que se generan. El cambio de cultura es evidente en las personas, ya que más bien ahora la gente exige sus bolsas de colores o las consiguen por sus propios medios, cuando antes se ponía la excusa que si la bolsa se desechaba entonces no se reciclaba; la gente cuando compra sus comestibles busca que los empaques puedan reciclarse; lo mejor de todo es que las personas están esperando que las auditen para demostrar su cumplimiento cuando probablemente antes algunos trataban de evitar esta situación. 

En mi caso, el hecho de reciclar y clasificar los desechos trascendió totalmente en mis valores y respeto por el medio ambiente, pasé de ser una intelectual del reciclaje a ser una reparadora de las consecuencias de mi daño ambiental. Inclusive cuando visitaba las casas de mis familiares buscaba la bolsa donde tenía que poner los desechos y me invadía el sentimiento de culpabilidad de tener que poner todo en un solo contenedor. Así fue como empecé a involucrar a mi familia y en sus casas dentro de la actividad, pidiéndoles que separaran cartón, papel y plástico y yo pasaba por lo desechos los fines de semana, hasta que el día de hoy todos reciclamos. 

 Actualmente, los trabajadores hemos tomado el compromiso de continuar con la labor de reciclaje y estamos iniciando con el ahorro energético de las casas y el buen uso del agua; y aunque la empresa nos sigue apoyando y guiando en este proceso, ahora somos nosotros los que tenemos la iniciativa. Nuestra responsabilidad ambiental no es para la empresa donde trabajamos, es para la humanidad, para nuestra supervivencia y para las generaciones futuras.

 No podemos seguir siendo intelectuales ni académicos sobre el ambiente, debemos asumir responsablemente las consecuencias de nuestras actividades diarias en donde quiera que nos encontremos. Si tomamos una sola acción podemos cambiar la forma en que vivimos y podemos influir en otros de manera positiva con respecto a ser generadores de cambios. Todos tenemos la obligación de ayudar al planeta a recuperarse, yo reciclo los desechos en mi casa, ¿qué hace usted por el planeta?

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